Page 6 - el quinto espejo
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—¿Qué es lo que anda buscando, Klaus, y por qué está
tan seguro de que lo tenemos nosotros?
—Pues porque me lo dijo mi abuela antes de morir.
—No me sea enigmático. ¿Qué le dijo Marlene?
—Ella no era nunca muy explícita. Sólo me dijo que
buscara en España. Me confesó que aquí encontraría algo
que me pertenecía.
—¿Y usted no sabe lo que es? ¿Cómo puede decir
entonces que está en nuestro poder?
—Ésa es ya otra historia —admitió Buchenwald.
—Pues empiece con ella inmediatamente porque si no
me la cuenta me voy a poner a gritar como una loca y a
acusarle a gritos de que usted es un pervertido que me ha
sobado dos veces el culo —dijo ella en el momento en el
que ambos pasaban por el lado de la fuente de Canaletes.
—No me sea usted quisquillosa, por favor —respondió
él mirándola con una súplica implícita en sus ojos.
—No pretendo serlo, pero no creo que a usted le
resulte muy difícil de comprender que estoy ávida por
obtener respuestas a todas las incógnitas que, últimamente
y sin mi permiso, han aparecido en mi vida y que me la han
llenado de continuos sobresaltos a los que yo no estaba nada
acostumbrada. Y le recuerdo que usted prometió contestar
a todas mis preguntas.