Page 12 - el otro foco de la hipérbola
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—Te has vuelto muy poético, Mike. ¡Caramba!
No conocía esta faceta tuya. ¡La tenías muy escondida!
—dijo James.
—Nosotros llegamos hace diez meses y medio. Si
una cosa hemos aprendido es que aquí las cosas son
diferentes, ni mejores ni peores, sencillamente
diferentes a lo que todos nosotros conocemos y
entendemos como lo que es normal. Nosotros somos
los afortunados porque podemos comparar si
queremos, ellos no pueden. Este pueblo es gente
sencilla que vive de forma sencilla. Ya lo podrás
comprobar por ti mismo. Ya verás.
Mientras tanto Tawnee se había adormilado
apoyando la cabeza en una de las maletas que
compartía con ella el asiento posterior del coche. El
giro que realizó Mike para aparcar hacia atrás y el
ruido que hizo al tensar el freno de mano la despertó.
La voz de Jennie la terminó de situar en su nueva
realidad. Salió del coche tan rápido como pudo. Se
abrazó a su amiga y colega de profesión durante varios
minutos. Mike y James contemplaban la escena con
gran satisfacción.
En la fachada del edificio, en un rincón iluminado
por una bombilla de muy escasa potencia, podía leerse
un rotulo de madera con la siguiente inscripción en
color rojo. “Centro de Consulta Médica de Barichara”.
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